03 febrero, 2014

Nieve en Huelva

Plaza de las Monjas, tras la reforma de 2006. Wikipedia.org

  Un lunes como hoy (3 de febrero), aunque no fue lunes, nevó en Huelva. Y sucedió en 1954. En la mayoría de lugares de la península ibérica estamos acostumbrados a que, con más o menos frecuencia, nos caiga algún copo de nieve. Nieve. Ese fenómeno sin igual que sólo tiene parangón con los rayos y los truenos, las auroras boreales o las puestas de Sol. Sin embargo, hay lugares en el mundo donde es especialmente difícil que nieve. Uno de esos lugares es Huelva. Por lo visto sólo tenemos registros de una única nevada en 1954. Sucedió durante unas tres horas y llegó a incomunicar telefónicamente la ciudad. Como acontecimiento insólito la gente quedó perpleja y no faltaron los característicos resbalones.


   Volviendo a casa os puedo contar que yo tengo un amigo al cuál le encanta la nieve. Cada vez que caen algunos copos se abriga bien, sale de casa y, si puede, sube a la montaña. Aunque sean solos él y su perro. Es una especie de ritual en el que se encuentra cara a cara con la naturaleza. La naturaleza más insólita que se repite, al menos en estas latitudes, una o dos veces al año, a veces ni eso. Hay otras ocasiones en las que he salido con él después de nevar, y ciertamente no para de lanzarte buenas bolas a discreción. Entre resbalones, pies congelados, manos rojas y heladas y algunos intentos de hacer un muñeco se pasan estos ratos. Cuando nieva hay cierta gente, como mi amigo, que tiene una descarga de adrenalina extra. Y se la inyecta a su vez a todo el que tiene a su alrededor.

   Para terminar, recordar que, según el lugar del mundo donde nos encontremos, el planeta nos brinda la posibilidad de ver ciertas cosas. Ciertos fenómenos que no podríamos divisar en según qué lugares. Una especie de lotería caprichosa que sucede cada ciertas décadas, o incluso siglos. Aquel 3 de febrero de 1954, hace hoy 60 años, nevó en Huelva.

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