Un lunes como hoy, aunque no fue
lunes, España derrota a los “Mendigos del mar” en la Batalla de
Haarlammermeer. Fue en 1573.
El caso es que los
españoles estábamos metidos en todos los jaleos en el siglo XVI.
Ríete tú de los Estados Unidos de hoy en día. Carlos V, criado en
Flandes, era también soberano de los Países Bajos (entre otros
muchos títulos, como ya sabemos). Carlos V fue el que construyó el
palacio con su nombre en la Alhambra y fue rey de España con el
nombre de Carlos I.
Bueno, a lo que
iba. Tenemos una guerra en Flandes (Guerra de los 80 años). Las 17
provincias de la región se enfrentan a su soberano, Carlos V. No sé
de dónde sacaba tiempo este hombre para administrarlo todo, la
verdad. Dentro del marco de esta guerra tuvo lugar la que se conoce
como la Batalla de Haarlammermeer, en un lago enorme que se agotó en
el siglo XIX y, por tanto, hoy no existe. En cuánto se deshicieron
los hielos, en la primavera de 1573, los rebeldes liderados por el
Conde de Bossu intentaron ayudar a sus sitiados aliados (asedio de
Haarlem). Enviaron 150 naves ligeras, los llamados “Mendigos del
mar”. El ejército español envió 100 naves. Éstas últimas de
mayor poder destructivo y de maniobrabilidad, debido a las batallas
similares que tenían los españoles con los turcos y de las cuáles
habían aprendido.
Al final vencieron
los españoles, que tuvieron pocas bajas, capturando hasta 21 barcos
del enemigo, con numerosos muertos y manteniendo el sitio de Haarlem.
Lo que produjo muchas muertes por hambruna debido a la
incomunicación. Como se observa, estamos hartos de ver la Guerra de
Independencia americana en la tele y en casa tenemos capítulos
dignos de cualquier película de Hollywood.
Y al fin y al cabo
no es más que otro episodio trágico de guerra. Normal que la gente acabara harta con el paso del tiempo. Como siempre, me
gusta pensar en la canción del Pirata de Espronceda:
Allá muevan feroz
guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.
ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.
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